Por qué nos importa París y no Kabul

Posted on Saturday, November 14, 2015 in Debate, Política, Noticias, Medios
Last Modified on domingo, noviembre 15, 2015

Por qué nos importa París y no Kabul

Cada vez que se produce un atentado en Occidente que acapara la atención de los medios, surge una réplica desde algunos sectores ideológicos. Ya sea la maratón de Boston, Charlie Hebdo o la masacre de ayer en el Bataclan, siempre hay quien, tras las primeras señales de atención mediática, hace el mismo comentario:

Es indudable que esto es así y puede ser comprensible que nos parezca injusto. Y sí, como se explicará a continuación, en parte es porque se trata de África o Asia. ¿Pero debería ser de otra manera? ¿Deberíamos prestar exactamente la misma atención a cada uno de los atentados que se producen sean en Kabul o en París (o al menos reprochar que no se haga, aunque ni nosotros mismos lo hagamos, aunque solo sea para exhibir superioridad moral)?

A continuación intentaré señalar las causas que provocan esta diferencia de atención mediática. Causas que probablemente serán aún más injustas que el propio agravio de la diferencia de atención mediática, pero el mundo no es justo y eso es algo que no puedo ocultar.

A lo largo de esta exposición, por brevedad y comodidad, se usará Kabul como ciudad simbólica a modo de sustituto de «la ciudad más violenta de tu Estado fallido favorito».

1. Si no es excepcional, no es noticia

Empecemos por el que tal vez sea el más perturbador de los motivos y el que más nos hará pensar que el mundo no es justo: el propio hecho de que este tipo de atentados sean frecuentes en Kabul es precisamente lo que hace que tengan menos atención mediática.

Algo es noticia cuando es excepcional. Como dice el tuit citado, en muchas ciudades de África y Asia atentados similares están casi a la orden del día. Por eso apenas tienen atención mediática: si es cotidiano, no es noticia. En París es muy excepcional ver un atentado con víctimas y prácticamente inaudito uno de esta magnitud. Es excepcional, es noticia.

Recordemos el revuelo mediático que se produjo cuando Boko Haram secuestró a un gran grupo de niñas. Era en Nigeria, no en París. Pero era extraordinario, algo pocas veces visto. Precisamente, el secuestro se produjo a la vez que un atentado en el que murieron 88 personas, pero eso ya es algo menos excepcional, apenas se habló de eso. Boko Haram ha seguido realizando secuestros masivos, pero ya no es algo novedoso, ya no despierta tanta atención mediática.

2. Proximidad geográfica y sociocultural

Con Francia compartimos frontera, Irak está a unos 5000 kilómetros y nos separan casi una decena de Estados. Es lógico que sintamos más interés por los ataques producidos más cerca y que percibimos como una amenaza más cercana.

Sin embargo, Marruecos está casi tan cerca como Francia y seguramente no mostramos tanto interés por los atentados sucedidos en Casablanca como por los de París. Hemos prestado mucha más atención a los atentados de Boston estando a poca más distancia que Kabul. Y es que, además de la distancia geográfica, también influye la distancia sociocultural.

Con Francia y EE.UU. compartimos muchas más afinidades sociales y culturales que con Marruecos e Irak (aunque en el caso del primero estas diferencias se ven atenuadas por la proximidad geográfica). Es lógico que sintamos lo que sucede en países más parecidos al nuestro como propio. Por otro lado, enlazando con el punto anterior, EE.UU. y Francia, al contrario que Irak, son países plenamente desarrollados con un nivel de seguridad muy alto en los que sus ciudadanos pueden vivir sin ningún temor por su libertad y seguridad, como sucede en nuestro país. Si esta seguridad es vulnerada, sentimos que la confianza que teníamos en la seguridad de nuestra sociedad se ve afectada. Un ataque a la libertad de los ciudadanos franceses, una vulneración de la seguridad de su sociedad nos hace darnos cuenta de que algo así también podía pasar aquí, algo que no sentimos cuando pasa en Kabul, y necesitamos saber que el ataque es sofocado cuanto antes con la mayor eficacia para volver a sentirnos seguros.

3. Acceso a la información

Aun si pasáramos por alto los dos puntos anteriores y quisiéramos darle la misma atención mediática a todos los atentados, el acceso a la información no es el mismo.

El primer problema es el de la distancia geográfica: no es lo mismo desplazar a un corresponsal hasta París que hasta Kabul. De hecho, los principales medios tienen corresponsales fijos en París debido a su proximidad geográfica y al interés que despierta su afinidad sociocultural y que es una de las principales potencias mundiales. No creo que suceda lo mismo con Kabul. Eso permite hacer conexiones casi al instante con París y obtener información prácticamente en vivo.

Las posibilidades de comunicación con París son incontables. Es donde se encuentra uno de los principales aeropuertos del mundo. No sucede lo mismo con Kabul. Y si la calidad de las comunicaciones tradicionales de cada una de las ciudades las separa más que su distancia geográfica, en la calidad de las telecomunicaciones hay un abismo. Estos dos son factores que afectan a las posibilidades que tendríamos de obtener información de cada una en el caso de que estuviéramos igualmente interesados, pero no son los únicos factores que afectan al acceso a la información.

En París existen distintos niveles de gobiernos locales hasta llegar al gobierno de la nación, todos y cada uno de los cuales garantizan y protegen el libre acceso a la información y el desarrollo de la labor periodística. Sin embargo, en la mayoría de los lugares hacia los que señalan los que denuncian el agravio mediático rigen o bien gobiernos dictatoriales que persiguen la prensa libre y el acceso a la información, o bien Estados fallidos que no son capaces de proteger la labor periodística y que no tienen control sobre grandes partes de su territorio (precisamente, las partes donde más interés periodístico debería haber) para poder garantizar la seguridad de los periodistas que se atrevan a llevar a cabo su labor allí.

Desde luego, a nadie se le ocurrirá comparar el acceso a la información, las garantías y la seguridad del periodismo ejercido en Occidente con el de Irak, Siria, Libia, Nigeria o Somalia.

Conclusión

Sí, le prestamos más atención a lo que pasa en París que a lo que pasa en Kabul. Sí, eso tiene una explicación en cuanto a factores de excepcionalidad, geográficos, socioculturales y de acceso a la información. No, eso no nos hace malvados ni injustos. Sí, las causas que lo explican nos muestran que hay muchas injusticias en el mundo.

Negar que el mundo no es justo solo lo empeora y es difícil de imaginar que en algún momento llegue a serlo totalmente, pero esto no es motivo suficiente para conformarse y no intentarlo, aunque centrarse en señalar la injusticia donde no está solo provoca que no se vea donde sí está realmente.


Actualización: Los amigos del blog colectivo sobre psicología Rasgo Latente también han escrito sobre el tema: Víctimas de primera, víctimas de segunda: ¿Por qué nos afecta más la tragedia en París que en Líbano?